sábado, 17 de enero de 2015

Insomnio


La negra noche aparece dulce, silenciosa, apenas se oye la respiración y los ronquidos de quienes duermen en la casa. Un reloj antiguo de algún vecino marca las horas y se oyen las estruendosas campanadas. Un escritor que amo sueña con el regreso de los relojes de arena… tal vez hicieran menos ruido.

Sigue la vida de quienes la habitan de noche, sigue la vida para quienes la soñamos, para quienes la vivimos inmersos en interminables segundos que parece que no llegan. Dicen que es la cabeza que no deja de dar vueltas y yo digo que es el corazón el que le da cuerda. Oigo mis propios latidos y me invento mil historias… dejo que mi mente vuele, que mis manos escojan el camino de las teclas y describan lo que siente. Amanece y la luz del día va creciendo como una lámpara halógena, cuando te das cuenta ya es de día. Y pienso en Argentina me quedarían aún cuatro horas, cinco en Chile, seis en México… ¿Acaso dormirá mi corazón cuando yo me hago la despierta?

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