domingo, 8 de febrero de 2015

Escribiendo



Leo por encima de tu hombro lo que escribes, el humo de tu tabaco nubla las letras y espero a que se disipe para leerlas. Te llevo café y una manta porque el frío aprieta. Sé que la inspiración está suelta, así que opto por irme a la cama y dejarte arañar la madrugada tecla a tecla. Cerca te dejo una botella de vino porque sé que te gustará tomar alguna copa cuando creas que has terminado y te pongas a leer y corregir todo lo que hayas escrito. 
Por la mañana podré leerlo antes que nadie y te daré mi opinión antes de que decidas darlo por bueno.
Yo desaparezco sin hacer ruido, sólo quiero que escribas, que escribas aunque me llegue el sonido del teclado que me acunará hasta que duerma.

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