Sigues pensando en él y nada te consuela. Decidiste retomar el libro de ese escritor que adoras creyendo que sus letras te harían olvidar. Pero tu mente se escapa por la ventana y le buscas.
Intentas averiguar los porqués. Te sientes vulnerable, triste e impotente. No llegas a entender. Otros te pretenden e incluso sabes que te aman, pero tú sólo piensas en él.
Hay quien bien te aconseja que olvides, que retomes tu vida. Te dicen que eres muy inteligente, que vales más, que no te merece, que es incluso cruel. Pero tú te dices a ti misma que lo conoces mejor que nadie, te mientes quizás mejor que nadie.
Tu mente sigue volando… intentas llegar a su corazón, ver qué hay dentro, buscar ese latido que una vez te perteneció… y lo encuentras. Está solo, está tan triste como tú… no sabe qué hacer, no sabe por dónde guiar el rumbo de su vida. Te echa de menos… te llora su alma como la tenue lluvia de verano. Tu mente le abraza… le reconfortas y te das cuenta que tú sólo piensas en él.
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