Quiso darse otra oportunidad pero comprendió que por muchas rosas que le regalara no era hombre para ella.
Un hombre no acorrala, no persigue, no juzga. Una pareja sigue siendo una pareja, dos, no uno... no puede autorizarte con quién o no hablar; no puede exigirte que le pertenezcas, no eres su propiedad.
Imagen de la red |
Mejor que se coma las rosas, la bilis y ese supuesto amor que no es más que cobardía, inseguridad y carencias sentimentales, de quien no sabe ni quererse a sí mismo.
Sí debes darte otra oportunidad, claro, y mil, no eres tú el problema, ni la causa... es su baja estima... sin pena, ni gloria, su propio veneno y su extrema maldad.©
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