Adora bañarse en letras, hidratar con tinta sus instintos y regalar palabras después.
Hay quien las malinterpreta, las toma como algo personal y le resulta divertido que se crean el ombligo del mundo, personas tan egocéntricas que leen entre líneas lo que no es.
Hay quien no se entera de directas confesiones, y le hace gracia también... es lo que tiene sumergirse y empaparse de ellas y lanzarlas a quemarropa.
Imagen de la red |
Hay quien ni siquiera lee o escucha, pues prefiere huir de palabras y perderse en cuerpos y piel.
Ella seguirá bañándose en letras y las dominará a su antojo, libre, responsable y segura de que siempre habrá quienes las sepan leer, oler, trastocar, mecer a su propio antojo, nadar, salpicar y mezclarse creando melodías inolvidables, inimitables, que todos querrán tener.
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