domingo, 22 de julio de 2018

Aquel verano

Ame Reyes, derechos reservados.
Aquel verano fue tan especial... Nos instalamos en la finca a media mañana. El calor ya era casi insoportable. Las perras estaban cansadas del largo viaje en coche, sedientas y con ganas de correr. Dejamos el equipaje y salimos con ellas, locas, desatadas ante el espacio rural que nos rodeaba. Fue un verano muy especial, sí, ese primer contacto fue mágico. Veníamos tan estresados de la ciudad. Frutales, piscina, mesas y sillas por doquier. El olor del mango, la papaya, los limones... La mezcla de colores, amarillos, verdes, naranjas, rojizos... El azul del día y el negro profundo de la noche que hacía brillar las estrellas más que nunca. Ahí a escasos metros de distancia... La vida. Yo elegí esta palmera para escribir a media tarde, para leer y soñar que estábamos en otra parte. Enamorados, juntos, cada uno a su rollo. Los largos paseos con las peras, tus chácharas chapurreando alemán con los dueños. No queríamos salir de aquel mini paraíso: una finca rural en el sur de la isla. Y regresamos cargados de mangas y papayas... La familia y vecinos quedaron encantados con nuestra escapada, repartimos con cada fruta un cachito de verano, recuerdos, besos bajo las palmeras... Embrujo, saliva, sudor, entrega y versos. Letras, muchas letras y palabras bajo el universo.

Relato que pertenece al primer reto de El Universo Mágico de Ame Reyes

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