Te encontré entre letras, las tuyas, las mías, las de otros... y me enamoré de los libros que nunca escribiste... me marée como un barco en la tormenta... las olas mojaron irremediablemente la cubierta, hubo pérdidas, pero sin duda, me embarcaría otra vez...
No necesito que nadie me diga cómo soy, cómo debo ser. Ya me enseña la cara el otro lado del espejo, ya me duelen mis propias heridas, ya bebí mis lágrimas y las enjugué en el alma. Ya mis letras se confunden con el alba, y la tinta de las tuyas hace tiempo, hace tempo que resbalan.©
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