miércoles, 6 de febrero de 2019

Reseña de Cecilia Domínguez


Les dejo la reseña de Cecilia Domínguez Luis, (La Orotava, 1948) es licenciada en Filología Hispánica. Premio Canarias de Literatura 2015 por su larga trayectoria literaria, es autora de más de una veintena de libros. Se prodiga en poemas, pero también se ha dedicado a la narrativa y al cuento infantil, siendo este uno de los objetivos que más la incentivan. Primera mujer en acceder a la presidencia del Ateneo de La Laguna (entre 1999 y 2001), ha sido también una de las primeras escritoras en ingresar en la Academia Canaria de La Lengua, a la que pertenece desde 2011. Nombrada miembro del Instituto de Estudios Canarios en 2013, sus obras han sido traducidas a varios idiomas, como el francés, el rumano y el alemán, y ha participado como ponente en diversos congresos nacionales e internacionales de lengua y literatura, así como en encuentros de poesía, dentro y fuera de las Islas.

La espiral del silencio, frase que da título a la primera novela de Mayte Martín, publicada por Aguere-Idea, es una teoría de la politóloga alemana Elisabeth Noelle-Neuman, según la cual, y tal como se dice en la novela, «los individuos tenemos miedo a expresar nuestra opinión en público y, muchas veces, nos dejamos llevar por lo que dice la mayoría, aunque, en el fondo, pensemos lo contrario».
Con Cecilia Domínguez Luis.

Y es precisamente de ese miedo y la superación del mismo, a través de actos de valor y entrega a la profesión que se ha elegido, de lo que trata esta novela.

En un principio se podría pensar que estamos ante una novela negra o policiaca, pero ¿lo es realmente, o lo es, en su totalidad?

Cierto que tiene muchos de los ingredientes de este género literario: El cruel asesinato de Frida, una periodista de investigación y la aparición de Sandra, amiga de la víctima y detective, que pide a Mauricio, comisario de policía, colaborar en la búsqueda del asesino. Pero también aparece un personaje que va a dar un giro a esta búsqueda: es Nicolás Rusticano, periodista y amigo —más tarde pareja— de Sandra que colaborará para intentar esclarecer los hechos.

Las pistas, aportadas por la propia Frida —protagonista ausente de la historia— llevan a Sandra y a Nico a viajar hasta Argentina, y es a partir de este viaje y lo que encuentran allí sus protagonistas, cuando el lector puede empezar a preguntarse si realmente está ante una policiaca al uso —en la que por supuesto no falta el amor, el sexo, la corrupción política y policial— o ante algo más complejo y que tiene mucho que ver con el periodismo. No es baladí que la autora de esta novela ejerza esta profesión y que su padre, una de las personas a las que dedica el libro, fuese uno de los primeros detectives privados de España.

Detective y periodista se necesitan, no solo para esclarecer los hechos, sino para que el lector tome conciencia de otros problemas que están más allá del asesinato inicial.

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