viernes, 27 de junio de 2014

La palabra siempre

Detesto dormir con la puerta cerrada, como digo yo, ya habrá un día en el que me encierren en cuatro cajones de los que jamás volveré a salir viva... jajajja.
Cuando queremos dejar algo o a alguien atrás siempre decimos eso de que hay que cerrar puertas… Nunca aprendí a hacerlo, o quizá es que nunca he querido. Nunca se dejan las cosas atrás, que cierres la puerta no te protege de los monstruos, ni de los ladrones, ni de cualquier otro terror de esos que puedan afectarnos. ¿Qué otorga intimidad? puede, pero la intimidad es ya algo tan relativo… Que cierres la puerta no significa que las cosas o las personas dejen de existir… siguen ahí y en cuanto la abras volverás a verlas, vivirlas, sentirlas…

No me gusta la palabra nunca… anoche estuve en una charla literaria ofrecida por el escritor Juan Carlos de Sancho y Antonio Ramírez, escritor y director de la casa museo Juan Ramón Jiménez de Moguer en Huelva. Juan Carlos, escritor al que estimo, decía anoche en su participación en la Casa Museo Pérez Galdós de Las Palmas de Gran Canaria, que debemos cambiar las palabras e inventar nuevas si es preciso. Habló de la palabra compartir, compartir en el más amplio de los sentidos, compartir el éxito, el fracaso, lo bueno y lo malo de la gente. Por esa charla me ha venido a la mente que detesto la palabra nunca… hay personas que detestan la palabra imposible, pero para mí nunca, es la más fea, incluso más que la de soledad. Yo prefiero hablar de siempre… en lugar de decir nunca podré olvidarte, decir siempre te recordaré; en vez de nunca volveré a verte, siempre esperaré volverte a encontrar, nunca haré esto o lo otro, por siempre podré intentarlo…

La palabra siempre conlleva esperanza, interrogantes, futuro… nunca es tajante, cerrada, intolerante… por eso la detesto. Por eso detesto las puertas cerradas, las vallas, las fronteras, los límites al corazón, los límites a la felicidad… porque siempre, siempre hay soluciones, siempre hay salidas, siempre hay arreglos, siempre hay negociaciones que pueden abrir las puertas cerradas. Con esa premisa reivindico la palabra siempre, la esperanza dibujada en mi alma, siempre, siempre, siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario