Todo empezó con un beso… pediste permiso para hacerlo y el carmín de mis labios fue dejando sus débiles huellas por tu cuerpo… la mayoría del color quedó impregnado en la copa, aquella copa de Don Pérignon que precedió a nuestro encuentro.
Dimos la vuelta al mundo sin salir de la cama. Recorrimos el universo, recordamos las estrellas… la lujuria, efervescente como las burbujas, invadió de pasión nuestros cuerpos, y una vez que nos amamos, mi alma salió como pompa de jabón por la ventana abierta del balcón.
¿Dónde vas alma? ¡Regresa!, regresa que dejas atrás tu ropa, tu cuerpo, tu amor... y sus besos.©
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