A veces, sólo algunas veces hay que dejarse llevar por la corriente. Si el viento no te ayuda deja que las velas te lleven poquito a poco a tu destino. No pierdas la perspectiva del horizonte, pero disfruta la travesía... porque esa calma chicha puede ofrecerte paisajes inesperados, situaciones únicas y quien sabe si de repente, de repente, descubres tierra donde no la había.
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