Apariciones

Tenía nueve años cuando tuvo su primera aparición… nadie quiso creerla. Se reían diciendo que eran cosas de niña, y que tuvo una pesadilla aquella noche que juró y perjuró que un espíritu fue a verla. Contaba que no le habló, sólo la miró y llevaba en la mano una pequeña luz. Al principio pensó que fumaba porque salía humo de su mano iluminada, y era diminuta. Todos se reían de ella. Era verano, un caluroso verano en pleno mes de agosto y sus primos habían ido a pasar el fin de semana con ellos… las camas estaban todas ocupadas, los más pequeños dormían en camastros improvisados en el suelo. Ella misma trató de explicarse que era imposible que una persona hubiera caminado por encima de ellos hasta su cama y además que ninguno de sus cinco hermanos, ni sus tres primos, la vieran. Pasaron cuatro años hasta que tuvo otra experiencia similar… esta vez no fue un desconocido, fue su abuela la que se le apareció. Había muerto hacía pocos días y la llamó por su nombre… por su nombre entero el que usaba cuando estaba enfadada y no el diminutivo familiar que le pusieron… le dijo enfadada que qué forma era aquella de entrar en la casa sin saludarla, que se acercara a darle un beso y no fuera malcriada. Tampoco nadie la creyó esta vez… ni las siguientes.