domingo, 25 de octubre de 2015

Las cartas



Éramos adolescentes imberbes cuando un verano nos dio por meternos en la vieja casa abandonada... nunca vimos gente allí aunque sabíamos por nuestros padres que alguna vez estuvo habitada. La curiosidad hizo que nos coláramos en ella. El patio era un bosque infranqueable de maleza crecida entre las piedras... casi no había muebles. .. la Nuria quiso venir con nosotros y yo aproveché un descuido de la panda para hacerle una caricia... había ropas ajadas sobre sillas destartaladas. .. gordas cortinas rajadas por el paso de la luz... hubo de mojarse mucho con las lluvias para que hubiera tanta vegetación dentro. 

Los chicos husmeando encontraron cajas de zapatos que se deshacían al tocarlas. .. dentro fotos en blanco y negro o sepia, de gente seria vestida de negro y ropajes agrícolas. Como las de mis abuelos. Me llamó la atención un armario ropero tan estropeado como todo en aquella casa, que pareciera que nunca tuvo vida. Dentro había una caja de lata oxidada. .. al abrirla encontré cartas bien conservadas pero de una letra que casi ni entendía... uno de los chicos gritó que debíamos irnos. Guardé las cartas y pedí a Nuria que me ayudara a leerlas. Allí en la plaza del pueblo descubrimos un amor secreto. .. un amor de alguien que fue a la guerra, que se despidió con la esperanza de que al volver hecho un héroe le dejarán casarse con ella. Ella no sabía leer ni escribir. .. Matilde había rogado al maestro que la enseñara y aprendió rápido para leer y contestar a su amado. ..
Él nunca volvió de la guerra... murió en el 38 casi a finales. .. pero con él no murió su olvido. Matilde no se casó, no tuvo hijos... sus hermanos y sobrinos nunca se hicieron cargo. Aquel verano de travesuras me enamoré de Matilde pero Nuria nunca lo supo. Crecí y busqué a los herederos. .. compré la casa del pueblo y todos decían que estaba loco que estaba en ruinas. La arreglé y aunque tenga la casa de mis padres para traer a mis hijos en verano... es ahí donde me encierro a escribir mis libros. .. es ahí donde gesté el premio Planeta que gané con mi historia de historias olvidadas, olvidadas de la población civil y rural que sufrió las consecuencias de aquella terrible Guerra Civil.(c)

2 comentarios:

  1. Historia entrañable en la vertiente del protagonista que se enamora de los recuerdos de Matilde y los rescata y al mismo tiempo trágica y cruel por lo que desentraña, vivencias y experiencias de la Guerra Civil. En medio, un amor que no pudo ser, roto por la sinrazón y la pasión por las letras entre almas incomprendidas, anhelos trabajados y sueños cumplidos.
    He podido saborear la ternura y la nostalgia. Un microrrelato conmovedor de excelsas letras.
    Besos

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    1. Gracias Marisa, es un placer que alguien me lea y saque las conclusiones acertadas sin mayor interpretación... a veces me dicen unas cosas, jajajaja. Muchos besos a ti por leerme.

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