Te acercas despacio y guardando silencio para no despertarme...pero sabes que te he oído y me hago la loca para que me dejes dormitar un poco. Llegué tan cansada...
me estiré medio desnuda en la cama esperando que el sopor me invadiera y lo único que me invadió fuiste tú. Llegaste, viste y venciste... bueno realmente vencimos los dos. Porque en esta batalla, y que es la que realmente me gusta librar, no hay ganadores, ni vencidos. No hay víctimas... sólo hay cuerpo, piel y alma.
Y un tremendo deseo de invasión masiva y si es posible, efectos colaterales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario