Errante y nervioso te paseas por mi mente, menú imprescindible para alimentarte.
Ni las despedidas, ni los encuentros tienen ese aroma a nostalgia porque siempre, siempre me quedas tú.
Siempre me queda el refugio de tus brazos y perderme en palabras, y las letras que nunca escribí... esas, esas letras donde siempre, te tengo a ti.
Ojos que miran y moran, moran perdidos en mí.
Pero yo he de bucear a buscarte, porque si te pierdes, me pierdes a mi.
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