domingo, 3 de enero de 2016

Sombrero de invisibilidad

Me envuelve la noche en su triste pesar… yo que la adoro y ahora me duele, me duele que llegue y velarla sin ganas, velarla obligada, contando las horas que quedan por pasar.
Las sombras me abrazan mientras brillan la luces en la mar… veo el faro de La Isleta a lo lejos y su inconfundible alumbrar…
Los reflejos de luces y sombras, de velas paradas y barcos que entran en el muelle antes del alba… trabajadores que toman café al amparo de su penar.
Hay una ciudad que vive de noche, esa que me gusta vivir desde mi ventana, escuchar… oír música, el tic tac de los relojes, algún gato maullar o perro lejano que rompe a ladridos el descansar.
Y estas noches las detesto, estas noches en vela oyendo respirar, cansada, apenada de ver una vida postrada… oír pisadas, pasillos con luces mortecinas, ronquidos ajenos, prisas y vocecitas preocupadas. 
Las luces se van apagando mientras se encienden alarmas que confunden los llantos y las desganas, dolores y quebrantos, toses y quejidos… ruidos de camas…
Quiero ponerme el sombrero de la invisibilidad, quiero desaparecer ventana abajo, muelle abajo… flotar en el mar.
Nené Reguera, derechos cedidos y reservados sin permiso de su autora.
Y quiero no echarte de menos, no hablarte por chat.

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