domingo, 20 de marzo de 2016

La siesta

Sus abuelos se habían quedado dormidos por fin… Michelle sabía que después de comer esa cazuela y los postres lácteos, se iban a echar una siesta… por eso suplicó a Monique que viniera hasta El Trocadero, y trajera a Aurélien… tendrían unos 20 minutos para esperar que pasasen los jugadores del Paris Saint Germaine. Él está loco por saludar a Marquinhos y Ángel Di María, a ella no le importa el fútbol pero su amigo está tan entusiasmado… verían a miles de aficionados saboreando la gloria parisina. “Si esto no despierta a mis abuelos es que están muertos”, dijo la pequeña Michelle a su amigo… Ambos se echaron a reír a carcajada limpia, esa que sólo los niños hacen salir de sus gargantas de forma inocente y sincera. Monique la madre de Aurélien celebraba ver a los dos chiquillos, no los veía tan felices desde que muriera hacía tres días la mascota que ambos habían adoptado y compartían desde hacía dos años. La plaza empezó a llenarse de gente… el primero en aparecer fue el portero Zlatan Ibrahimović, y los gritos de la multitud despertaron a los dos ancianos que plácidamente dormitaban sobre la bancada fría y gris. Saludaron a su equipo, habían batido todos los récords esperados. El Paris se convirtió en el primer equipo en coronarse campeón a falta de ocho jornadas para el final de la Ligue 1.
Una jornada intensa y llena de alegría, dulces de algodón, risas, vítores y cansancio cuando caía la tarde, hicieron de la ciudad una fiesta y para los pequeños un momento para recordar toda la vida. Los abuelos cerraron sus abrigos y caminaron tranquilos de regreso a su casa, Monique llevaría a Michelle con sus padres y eso les ahorraría un buen trecho en el camino de ida.

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