domingo, 17 de abril de 2016

Cuando baja la marea

Adoro pasear por la playa a última hora de la tarde. Las Canteras se viste de colores que a priori parecen apagados y llenos de nostalgia. Esa melancolía que llega justo cuando baja la marea, la barra del viejo bar emerge a la superficie y nos invita a tomar unos tequilas, unas cervezas, unos vinos, unos rones… esas gotas de alcohol que desatan lenguas, recuerdos y lágrimas. Porque ese bar es extremadamente especial, sólo emerge con marea baja… viene a mi memoria, viejos espejos, mesas robustas de madera, sillas resistentes a las mareas…
Foto y texto con derechos de autor, Mayte Martín
camareros y camareras impersonales, sólo recuerdo el negro de sus ropas, las sonrisas cómplices de quienes saben qué hemos ido a soltar lastre. En esa barra hemos llorado tantos peces y sirenas… Ahí cosemos nuestras redes, repostamos energía para poder salir a bregar de nuevo a la vida… pronto, en unas horas subirá la marea. Otro paisaje, otras conversaciones, otras vistas, caracolas que cargamos nuestra casa a cuestas, cangrejos que se esconden, rocas que sabemos siempre o casi siempre dónde están… porque conocemos la playa de punta a punta, conocemos el camino y sin embargo más de una vez volveremos a tropezar. Pero adoro pasear por la playa cuando cae la tarde y sobre todo, cuando baja la marea.

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