lunes, 14 de noviembre de 2016

Como gato

La cafetería Samarkanda se iba llenando de gente a esas horas de la tarde. Esperaba paciente leyendo el periódico mientras dos chicos ojeaban un ejemplar viejo de la revista Muy interesante. Uno leía en alto: Ahora bien, el mayor auge de la trepanación ocurre en el periodo Eneolítico, que comienza hacia el año 2400 a. de C. y concluye 700 años más tarde. ¿Pero qué impulsó a nuestros ancestros a horadar de repente su bóveda craneana? ¿Cómo lo hacían? ¿Era una cruel tortura, una burda cirugía o una experiencia trascendental? "Estamos ante unos de los enigmas más fascinantes de la antropología", señala el profesor Miguel Botella, director del Departamento de Antropología Física de la Universidad de Granada.

Él apenas prestaba atención, se fijó en la mujer que estaba de pie junto a la puerta con el chubasquero puesto y se enrollaba un foulard, a punto de marcharse. Le pareció una cara conocida, pero no estaba seguro. La mujer se dirigió a él, le entregó un sobre y le dijo, “llueve y va a seguir lloviendo, hoy no sale ni un gusano a la calle”.

Foto cedida por NoemíRHpositivo, derechos reservados.


Abrió el sobre curioso y dentro había una nota manuscrita: Siento lo de tu caravana, fui yo la que rompió el foco trasero, aquí te dejo los datos de mi seguro, llámalos ya he dado parte. Una tarjeta con sus datos y el número de la compañía de seguros. 

“Estela Alvárez”- repitió- y enseguida recordó de qué la conocía… salió corriendo tras ella, se mojó antes de llegar a la explanada donde dejó el vehículo… le gritó… ella se volvió. Sonrió bajo la lluvia. Le palpita con fuerza el corazón. Se acerca, ella lo mira riendo por su aspecto bajo la lluvia, y él pronuncia su nombre con voz ronca… “¿Estela?”

Una lata de refresco, empujada por fuertes ráfagas de viento, hace ruido contra el suelo y eso lo saca del sueño… No está en una cafetería, no hay jóvenes leyendo, no hay mujer misteriosa, no hay caravana, pero llueve y se le han mojado las cajas de cartón sobre las que duerme. Debe buscar refugio esa noche, pues parece que va a seguir cayendo fuerte y ese banco no le va a servir de catre esta madrugada a no ser qué… como los gatos se meta debajo.©

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