Enmudece ante sí y grita en el silencio oscuro y negro de sus días. Ya no queda nada que mostrar, ya nada que ocultar... sigiloso y abatido carga soledades y desdichas cuyo peso generó su propio ego. Tal vez rompa su yugo algún día, tal vez deje de mirar su ombligo y sea testigo de algo más que su propia vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario