Se preguntaba si ella lo habría olvidado. Se lo preguntaba cuando estaba a solas y lo envolvía el silencio.
No hallaba respuestas a su duda y aquel día se armó de valor para preguntarle.
Una respuesta contundente que no tardó en llegar:
"Jamás olvido, ni lo bueno, ni lo malo. La experiencia es vida, y yo, muero por vivir"
Un emoticono acabó con cualquier otra duda: el olvido le había llegado por fin.©
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