Hay desagües por los que una se cuela y llega al mar del olvido.
Hay dunas que el tiempo, el alisio, el siroco, e incluso tormentas, traslada grano a grano en nuestro interior.
A veces una misma pasa el rastrillo a la arena de su playa y deja que las olas en la altamar arrastre ese lastre que no volverá.
Hay desagües por los que una se cuela, y llega hasta su propio mar.
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