Por improbable que parezca, el tiempo pasa en un elevar y bajar los brazos. Los últimos rayos de sol acarician el cuerpo. La brisa sopla por encima del hombro y la espuma hace cosquillas en los pies. La mirada perdida en el horizonte esperando por él.
Ella quería apurar esas horas plateadas... meditar, recordar todo lo sucedido y tranquilizar su corazón. Pero es incuestionable que a pesar de su anhelo y paciencia, cada día le pierde un poco más.©

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