Tomó con más fuerza el pecho y luego bajó su boca al otro. La mano que quedaba libre se metió entre sus piernas… palpó la incipiente humedad que brotaba. La chica se revolvió inquieta en el sofá y ella levantó su camiseta, liberó sus pechos y se encontró con aquellos pedazos de tetas imposibles de abarcar con sus diminutas manos.
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