miércoles, 31 de enero de 2018

Un día inolvidable

No soy de usar joyas ni abalorios, pero de vez en cuando me entra la vena y me cuelgo collares, me pongo anillos grandes y llamativos... esa mañana me puse el collar que lucía mi abuela en una vieja foto familiar. No era de gran valor, pero sentimentalmente me transportaba a aquella mujer menuda de ojos azules y sonrisa perenne. Fue un gran día... inesperadamente tuve la suerte de comer con Rafael Alberti... compartíamos mesa con otros escritores. Yo apenas había terminado la carrera, era mi primer trabajo remunerado y aquella oportunidad era única. Había llevado uno de sus libros con la esperanza de que me lo firmara, pero que grata sorpresa me esperaba. No solo me lo firmó sino, que me hizo un dibujo de los suyos y tuvimos una sobremesa inolvidable hablando de letras, de literatura. Poseía un gran sentido del humor y yo hoy guardo mis recuerdos en el archivo del corazón.

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