lunes, 1 de abril de 2013

La carta tras el armario


Leí recientemente una noticia que el diario The Telegraph publicaba a cerca de una carta manuscrita por Óscar Wilde que fue encontrada detrás de un ropero, en el interior de una caja polvorienta que además de la misiva guardaba también el que fue identificado ya como el primer borrador del soneto “The New Remorse” (traducido como “Nuevo remordimiento” o “Nueva contricción”), uno de sus poemas más célebres. La carta, escrita en 1890, al parecer de 13 páginas recoge una serie de consejos que el propio Wilde describía a un joven que quería ser escritor. Ahora la casa de subastas Bloomsbury of London, especialista en manuscritos, ofrecerá los documentos el próximo 4 de abril por un precio estimado de 12 mil libras y el borrador en 7 mil 500. 

Esta noticia me ha hecho pensar que hoy en día casi nadie escribe a mano y que prácticamente todo se transmite por internet, esa mágica herramienta que hace que en un solo minuto se transmitan millones de informaciones en todo el planeta… ¿Cómo hacer en el futuro descubrimientos cómo estos, a quién le interesará pagar una cifra astronómica por algo que fue escrito en un blog perdido en el universo de bits?… 

Esto me ha traído también a la memoria lo que me gusta mirar entre los trastos y viejos libros de personas desaparecidas, de familiares que han ido dejando en herencia esas cajitas donde guardaban secretos, cartas, fotos…Todo un hallazgo que incluso hace ver con otros ojos a la persona que conocí en vida. Quizá hay quienes piensan que es mejor destruirlo todo, que cuando fallece un familiar o ser querido ya es suficiente llorarle, quererle y tenerle presente sin necesidad de guardar nada. Yo estoy de acuerdo, pero solo en parte, de acuerdo en regalar sus ropas, repartir sus efectos personales entre los seres queridos, algún mueble de valor sentimental, pero sus legajos, sus escritos, sus libros y sus cajitas amontonadas en cajones… guardan secretos que quizá nadie supo jamás…


¿Descubrirá alguien alguno de mis secretos cuándo me vaya? Me gustaría ver la cara de mi hijo o mis nietos descubriendo algo inesperado, algo que jamás les pasara por la cabeza… sería muy divertido dejar una estela de misterio, dejar una pista aquí y otra allá como en esas películas en las que los protagonistas inician la insólita aventura de revivir lo que vivieron parientes lejanos… me viene a la cabeza la de “¿Qué ocurrió entre mi padre y tu madre? “, de Billy Wilder y protagonizada por Jack Lemmon y Juliet Mills. 


Hoy Óscar Wilde vuelve a ser noticia, quizá en sus escritos dejó al verdadero Dorian Gray, la imperturbabilidad que su personaje buscaba en la belleza, en la vanidad… el verdadero deseo de eternidad, esa eternidad con la que soñamos todos los egos de los que escribimos… el ya clásico arquetipo de narcisismo.



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