jueves, 4 de abril de 2013

Periodismo, telebasura, ¿profesionales en vía de extinción?


Muchas personas nos hemos preguntado dónde están los límites de la telebasura, y supongo que seguimos sin saber cuál es la respuesta acertada. He leído con pavor la noticia publicada en los medios sobre la muerte de un participante del reality de la versión francesa de Supervivientes, al que al parecer tras una dura y larga travesía a nado le dio un fuerte dolor en el pecho y los conductores del programa antes de que fuera atendido médicamente le hicieron hablar ante las cámaras. El resultado final fue fatídico para el concursante, pues murió en el helicóptero que lo evacuaba de la isla. Hasta ahí, me parece tremendo, es increíble que el ser humano llegue a estos límites, tanto por parte del programa como de los espectadores, ya que cada vez se demanda más agresividad, más situaciones extremas, más drama… pero lo que me ha aterrado aún más es la noticia del suicidio del médico que le atendió, el médico que el programa contrató por su experiencia tras 20 años ejerciendo la medicina, el médico que no ha soportado las críticas mediáticas y puso fin a su vida.
Me parece terrible que un joven de 25 años haya muerto tras realizar esas pruebas que algunas personas consideran de proeza, dado que mi opinión nada tiene que ver con ello, pienso que hay que ser más inteligentes que jugarse la vida por la fama o el dinero, pero me parece inaudito que tras los ríos de tinta y las diferentes versiones que se ha dado de la tragedia hayan ocasionado la muerte voluntaria del médico. ¿Dónde están los límites, dónde el periodismo serio, contrastado?  Cuando leí en febrero el informe presentado  por el CIS donde se recoge que la segunda profesión más desprestigiada en España, tras la de los jueces, es la de los periodistas, me sentí dolida, me pareció injusto, pero ahora entiendo por qué.

El periodismo vive una de las épocas más duras de la historia, duras por la recesión económica, porque muchos nos hemos visto obligados a trabajar como autónomos y buscarnos la vida, otros en cambio doblan turnos en sus trabajos porque al reducir personal tienen que picar hasta los anuncios por palabras… dura porque los profesionales que quedan en activo por cuenta ajena se han visto obligados a servir a la empresa y ésta, guiarse por las audiencias y la publicidad, con la merma de la calidad que ello conlleva. Veo atónita como se llena una rueda de prensa dada por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a través de una pantalla de televisión… donde no caben preguntas, donde el profesional no puede interpretar, solo puede copiar, escribir lo que oye… por tanto me planteo para qué tanta facultad, para qué tanta autoformación, si lo puede hacer cualquiera…


Juan Luis Cebrián, ex director del diario más leído en España, El País, decía hace poco que los periodistas que rondamos los 50 años estamos perdidos, poco más que debemos irnos a casa… me enfrasqué conmigo misma en un debate interior, diciendo qué cómo era posible que este hombre al que conocí en mis años universitarios y al que casi adoraba, fuera capaz de decir eso y me decía que eran falsas interpretaciones de sus palabras. Me animaba diciéndome que está equivocado, que los periodistas somos personas capacitadas para reciclarnos, para adaptarnos a las nuevas tecnologías, para poder transformarnos en Community Managers, en portavoces digitales, en periodistas 2.0…

A pesar de todas estas dudas existenciales, luego leo las crónicas de Pepe Naranjo, o el blog diario de Santiago Gil o Juan García Luján, los atrevidos comentarios de compañeras que se han lanzado a la aventura digital, como Marisol Ayala, Ángeles Jurado o Lola González, la profesionalidad en periodismo científico de Jovanka Vaccari… 

Y entonces me digo a voz en grito que ¡Otro periodismo es posible!, quiero seguir haciendo el periodismo humano en el que creo, el periodismo en el que los hechos son sagrados y las opiniones no. El periodismo que levanta conciencias, que crea opinión pública, que invita a tener en cuenta la información y no el abuso de la misma, el poder fáctico de las empresas periodísticas al servicio del poder tanto económico como político… creo en el periodismo que aún muchos y muchas podemos hacer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario