jueves, 9 de mayo de 2013

El mes de las flores


Hace unos días una amiga, Diana, ponía una nota en su facebook diciendo que odiaba es el mes de mayo. Dice que todos los años este mes viene cargado de malas noticias, o al menos en lo que a su vida respecta. Para mí sin embargo es un mes, estupendo: es primavera. Y salvo por las alergias que nos hace gastar más pañuelos que de costumbre, es uno de mis meses favoritos. Es verdad que es mi cumpleaños, y es el mes en el que nació mi hijo, mucho más reseñable que recordarme el paso del tiempo.

Reconozco no ser religiosa aunque he cumplido con casi todos los cánones que manda la Iglesia con respecto a los sacramentos (quede lejos el de unción de enfermos), pero he de confesar que de mi infancia recuerdo el mes de mayo porque las monjas le llamaban el mes de las flores. Cada día nos tocaba llevar flores a la virgen, e independientemente de lo que significaba y de los cantos que no nos importaban mucho, para nosotras era un día de vanidad. Eso que las monjas nos decían que no debíamos tener y que en muchos casos menoscabó la autoestima de muchas niñas. Pero bueno ese no es el tema que me trae hoy aquí, sino analizar por qué el ser humano tiende a idealizar u odiar determinadas cosas. Ya de mayor cuando estudiaba en la Universidad, el mes de mayo me trae a la memoria mis fiestas de cumpleaños, donde nos apilábamos clavícula con clavícula en mi pequeño apartamento, los ratos que huíamos a leer al Parque del Retiro, las fiestas de San Isidro, las tardes de toros en que el tráfico llenaba mi calle rumbo a la plaza… ¿Cómo podría decir que odio este mes?  
            
Todo nos influye, ya hasta los meses del año… hay quiénes odian diciembre porque no soportan la Navidad, quienes enero por el frio, quienes agosto por el calor y así tantos gustos como odios. Al menos tenemos doce variantes que elegir, doce hombres sin piedad, doce del patíbulo, doce Apóstoles… Si hiciéramos una estadística en la que se reflejara los gustos de la población, ¿qué meses serían los más deseados? ¿Qué motivaría a cada ser humano a elegir un y no otro?... Supongo que si lo acotamos por estaciones también puede servir, porque yo adoro el mes de octubre, me encanta el otoño casi tanto como la primavera. ¿Nos marcará esto de alguna forma?, como hay tanta gente que afirma que lo de los horóscopos en verdad y que influyen sobre nosotros las constelaciones y posición de los astros el día de nuestro nacimiento, aquello de la famosa carta astral que nombran los astrólogos… No lo sé, ni siquiera sé por qué he pensado esto hoy, por qué mis manos han tecleado estas letras, quizá porque un amigo, José Auyanet, me mandó fotos de flores y animales por wasap, fotos de la naturaleza de este mismo mes de mayo, fotos que si hubiera hecho en marzo, en noviembre o en agosto, no tendrían el mismo aspecto… Disfrutaré estas hoy, esas que acompañan el texto, y que utilizo con su permiso para ilustrar mi blog. Porque quién sabe qué flores podremos disfrutar mañana, eso sí, mantendré viva la esperanza y la máxima de que mientras haya primavera siempre seguirán saliendo, aunque las corten todas como decía el poeta.

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