viernes, 5 de junio de 2015

Tristeza

Si estás triste seré tu consuelo, te prestaré mi pecho para que te refugies y que llores si quieres llorar. Profunda es tu pena y no sé cómo consolar tu alma, pero quiero que sepas que mientras exista, tu amor propio está al resguardo, y es mi amor el que lo vela, es mi amor el que lo siente.

Decía Pessoa que el poeta es un fingidor, que hasta finge que es dolor el dolor que en verdad siente… yo sé que no es verdad y que ni él mismo lo creía, por eso los escritores sentimos doblemente: sentimos nuestro dolor y somos capaces de ver el dolor en la frente de quien sufre en el silencio de los silencios silentes.

Ven y arrímate a mi pecho que al calor de mi piel encontrarás gota a gota la regeneración de tus sueños… escucharé entre murmullos todo lo que armónicamente me cuentes… y encontraremos el almíbar que dé sentido nuevo a tus fuentes.

Se llevará la noche oscura tus lamentos, con la marea que hagamos se irán tus tristes presagios y no dudes que al poseerte, calmaré hasta tu mente, y el llanto de tu rostro se secará en mi vientre.

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