martes, 17 de noviembre de 2015

Jugador

Él siempre ganaba perdiendo. Se enamoraba como un poseso de varias mujeres a la vez. Mantenía varias relaciones digitales y cada mujer era una pieza en su tablero de ajedrez. Era un gran jugador que siempre se dejaba ganar… perder era su fuerza innata, gracias al abandono de esos amores escribía los textos más hermosos, a veces poemas, otras relatos y cuentos mágicos que gustaban a todo el mundo y captaba más mujeres.
Se dejaba conquistar por todos los cantos de sirenas, le escribían poemas, le pedían consejos y alimentaban su ego… se crecía como un pavo real y dejaba caer sus plumas cuando una lo abandonaba, lo que le costaba grandes movimientos en el tablero, a veces le tocaba sacrificar peones, hasta que le ponían en jaque.


Pero llegó una mujer que decidió no dejarlo, ella quiso quedarse tristeza tras tristeza, falsos desengaños que le dejaba creer… se enfada, se retiraba, pero sus partidas siempre quedaban en tablas… y esta vez, esta vez perdió,  ganando después.

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