No era en absoluto su tipo, jamás se habría fijado en alguien así. Pero el destino la puso ahí delante, reía menuda, hablaba con mucha soltura, decía más palabrotas de las que le gustaría, gesticulaba en exceso y fijaba su mirada segura.
Era la mujer más envolvente que nunca conoció, pero no oprimía, sólo dejaba sentir como latía su corazón... abrazaba con el alma, acariciaba con una brisa de picardía y taladraba los instintos sin compasión.
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| Foto de Noemí RHPositivo, cedida y con derechos |
No era fea, ni bonita, quizá del montón, pero cuando la tuvo en frente, cuando la oyó en silencio, cuando se colgó de su cuello... entonces descubrió que no existen clases, ni tipos cuando aparece el amor.
Pudo mentirse a sí mismo, replegarse, salir corriendo, decir que no le atraía, que no era la mujer de su vida. Sin embargo, tropezó y acertó de pleno en la diana rompiendo todos los peros, los miedos, los por qué y los ¿Por qué no?
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