viernes, 4 de noviembre de 2016

A través de 'La costa de los ausentes'

No tengo reparos, ni pudor alguno de hablar o escribir sobre Santiago Gil, reconocer que es uno de mis escritores canarios favorito. Pero dejando eso al margen, y no por mucho tiempo, quiero hacer una reflexión que llevo tiempo mascullando y que en menos de una semana he tenido oportunidad de madurar. Anoche día 3 de noviembre escuché la charla que impartió Benjamín Prado sobre Benito Pérez Galdós en la casa del escritor en la capital grancanaria. Me sorprendió, no ya su forma de conocer al escritor y al ser humano, sino la forma en que llegó al público y nos transmitió, con bastante sentido del humor lo maravillosa que es la obra galdosiana. Yo le pregunté si creía que hoy en día habría algún escritor capaz de definir un personaje femenino tan real y profundo como Galdós. Un escritor que es verdad también tiene personajes masculinos increíbles, como me aseveró Prado, pero que a mí personalmente me llama la atención del conocimiento psicológico que tiene y transmite de las mujeres. Y que también reconoció, de hecho comentó que para él “la mejor novela que existe es Fortunata y Jacinta y cualquier novela que me den a elegir, me quedo con esta.”


La pasada semana participé en un ciclo de tertulias literarias en Arucas, denominadas Mujer y Arte, organizadas por la Concejalía de Igualdad del municipio. Participé el último día y eso supone que todos los participantes anteriores aportaran una visión de la mujer en la literatura mucho más feminista y radical de la defensa que yo pudiera hacer. Pero fue un momento muy agradable, casi dos horas y media en las que además el público participó activamente. Yo reconocí el gran talento que hay en las islas, y no sólo femenino, aunque es cierto e indiscutible que la mujer ha tenido menos suerte no sólo en la literatura sino en casi todas las facetas artísticas. Nombré a algunas escritoras que ahora mismo estamos en el camino, pero es cierto que tuve una mención especial para Santiago Gil y su personaje de Nieves Rivero en La Costa de los ausentes, (editorial Mercurio), su última novela publicada en abril de este año, aunque creo que ya vienen otras detrás… 

Como iba diciendo, La Costa de los ausentes, no sólo es la historia de una mujer extraordinaria, una mujer en la que todas nos podemos sentir identificadas y ser un poco Nieves Rivero… porque vive circunstancias y una época que no nos es ajena, ni mucho menos lejana en el tiempo. No voy a hablar de la novela, porque creo que a estas alturas ya la ha leído mucha gente- no en vano fue una de las obras más vendidas en la última Feria del Libro de Las Palmas de Gran Canaria, y que tuve el honor de presentar y agotó todos sus ejemplares desde el primer día- Y sobre todo, porque en mi entorno, las posibles personas que puedan leerme, estoy segura que les he hablado tanto que les he inculcado el gusanillo de leerla. Por tanto ni les voy a destripar, ni creo que les cuente nada nuevo que no sepan ya. Pero a lo que iba, para mí, Gil es un ejemplo de escritor que relata en profundidad una personalidad femenina, compleja, llena de desafíos y obstáculos.

No es fácil para un hombre mimetizarse en una mujer, y que esta sea la protagonista principal de su libro. Algo que no sólo logra, sino que deja con esa sensación de querer saber más, de pensar que quedan cosas en el tintero. Lo que me parece muy importante en un escritor porque eso significa que te has enganchado al personaje. 

Santiago Gil dice que esta es la novela que siempre quiso escribir y entiende que el personaje de Nieves tiene tanto peso, que es “su personaje”, tal vez lo sea, pero analizando otras de sus obras, he comprendido que retrata personajes femeninos tan reales y creíbles que sin compararlo con Galdós, porque más de un persona diría que estoy loca, sí me atrevo a decir, que refleja extraordinariamente el lado femenino. 

Me cuesta hacer reseñas de sus obras, porque quedan mucho tiempo en mi cabeza y les doy muchas vueltas, pero La Costa de los ausentes me parece una obra atrevida en contenido y forma una estructura y un desenlace que hasta ahora no había visto en su trabajo. Parte de un nombre femenino de mucho peso en el Norte de la isla, Nieves; hace unas críticas sociales muy acordes con la década en que fue escrita, y a pesar de todas las denuncias que siempre surgen en los libros nunca vi un Santiago tan lanzado y comprometido con temas que nos afectan a todos los isleños: inmigración, especulación del suelo, abusos empresariales, entre otros. Temas como la muerte, el dolor más allá de lo físico, el amor, el sexo, la soledad, las amenazas, la extorsión, el plagio... todos ellos vuelan y pululan en esta novela corta de fácil y amena lectura dividida en tres partes, pero tan bien cosida, que dudo que se le haga un roto por alguna costura.

Me quedé con la frase que dijo Emilio González Déniz el día de su presentación el día 19 de abril en el Museo Poeta Domingo Rivero, algo así como que las obras de Santi tienen el mismo efecto que las medicinas, necesitan de su tiempo para que hagan efecto.

A través de La costa de los ausentes, una puede mirar mar adentro y puede ver otras costas que no sólo representan nuestro paisaje insular y los sitios por los que viaja Nieves Rivero, sino ese paisaje interior donde la marea confluye, en el que los sentimientos nos desbordan y nos hace ser lo que realmente somos, seres humanos finitos, con fecha de caducidad, algo de lo que carece la obra de Santiago Gil, porque sin duda será eterna.

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