Y ahí estábamos los dos, recuerdos mudos para el mundo, presencia inesperada de esencias perdidas... fantasmas olvidados en un rincón... testigos de la vida que poco a poco nos dejó.
Pasamos de ser protagonistas a mirar tras el cristal, de ser útiles cotidianos y ordinarios, elementos indispensables, a ser objetos inanimados... pero no te apures, compañero, juntos somos y seremos una obra de arte, digna de admiración. Viviremos en la memoria y en ese pequeño rincón, hecho a medida, para contener nuestro amor.©
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