Cuando una mujer está triste, se entristece el mundo.
Hay muchos motivos para llorar, sobre todo cuando es un alma abandonada. Cuando el amor se aleja y la sume en una triste congoja difícil de soportar.
Pero cuando una mujer está triste, se entristece el mundo.
Quizás ella no llora, quizás no hay lágrimas que secar, pero es tan triste su halo, que alrededor todo es como tormenta en el mar.
Cielos grises, mirada apagada del sol que se mimetiza con la suya, atardeceres sin colores verdes, solo el plomizo ceniza que dejan las urnas vacías.
Tal vez no llore el silencio, tal vez las lágrimas no dejen surcos salados, pero cuando una mujer está triste, no cabe duda, se entristece el mundo.
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