lunes, 24 de julio de 2017

Ese día, esa foto

Manuel M. Almeida.derechos reservados.
Habíamos quedado a la entrada de la Catedral. Me había retrasado y avisado de que llegaba unos minutos más tarde de lo acordado. Cuando llegué no le veía, pero de repente vi que había colgado una foto en Facebook, un primer plano, preciosa, nocturna… con esa imponente visión de la piedra antigua que llena de historias el alma. Y me dije: “pues está aquí, sin duda”. Mi mirada cargada de miopía lo buscó y allí estaba sentado en uno de los primeros bancos de la Plaza Mayor de Santa Ana. Vapeaba con esa pipa que le da un cierto aire bohemio… esa tarde nuestro encuentro llevaba una propuesta, ya me había adelantado algo, pero oír lo que vendría me abrió un mundo de posibilidades. Una nueva aventura laboral, un nuevo reto, lleno de no pocos obstáculos, pero de esos que a una le gusta sortear. Recuerdo que una vez le dije “ojalá pueda vivir de leer y escribir”, tal vez ese sea un sueño que sí que pueda cumplir en el tiempo.

Un par de horas divagando, creando, inventado… diseñando lo que ya es hoy una realidad abierta, cambiante… hemos creado magia, hemos sacado de la chistera un nuevo proyecto en el que creer. Seguimos soñando, creando, diseñando, buscando, creciendo, cambiando… abiertos a crear algo único, potente con proyección de futuro y sobre todo, sobre todo, con objetivos claros: fomentar la cultura, la creatividad de las islas, dar a conocer a los autores y autoras que viven sobre el manto de agua y los volcanes que nos rodean… ese lugar mítico de donde surge el afluente de la palabra. Supongo que saben de qué y de quién hablo. No hay más pistas que las que da la propia imagen y estos pocos vocablos.

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