Me contabas cuentos y yo quería más. Triste que todavía haya vida, sea largo el camino- como dice un amigo- y ya no podamos compartirlos. Seguiré buscando letras que me recuerden a ti, palabras que asocie a tu recuerdo, tu olor, tus latidos, el tono de tu voz, la caída de tus párpados cuando andas distraído. Esa filosofía que teorizabas tan a menudo, pero que nunca ponías en práctica. Sí, seguiré buscando entre libros, absorbiendo conocimiento, creciendo en silencio.
Manuel M. Almeida. Derechos reservados. |
Y no olvidaré pintar mis labios de rojo, mis uñas de rojo.
Ese rojo, el vivo color de las cerezas con que yo disparaba mis besos y tu esquivo los dejabas flotar. Te los dejaba en los espejos, en los cristales del coche, en la espalda, en los brazos y hasta en las nalgas desnudas... en los mensajitos del móvil y los que te escribía cuando me iba a trabajar. Recuerdo a veces como se dilataban tus pupilas cuando los venías a buscar.
Te dejé un beso en la última servilleta del último café, junto a la tarta de chocolate que no comimos. Sí en aquella bandeja metalizada que temblorosa sostuve entre mis manos cuando nos vimos. Tal vez no te diste cuenta, tal vez se fue a la basura como todo mi cariño.
Muy tristes tus letras Son capaces de mostrar el dolor en ellas impregnados. Buena forma de escribir. Besos!!
ResponderEliminarGracias mi niña, nunca son agradables las despedidas.
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