domingo, 12 de noviembre de 2017

Autopsia

Era un hombre de mediana edad, quizá pasara los sesenta. Murió solo, al atardecer, no llegó a ver como se ponía el sol. Tardaron un par de días en encontrarlo, vivía alejado de la ciudad, en mitad de la nada. Fue una sorpresa, se cuidaba muy bien, estaba sano, de hecho presumía de que su filosofía zen le alargaba la vida. Lo más inaudito fue que al hacerle la autopsia, se encontraron que tenía dos corazones.

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