lunes, 30 de abril de 2018

Clonada

Se colgaba medallas con los clips de colores que sacaba cuidadosamente de su caja ... rubia, alta, delgada como una espiga... nació soberbia, pero la envidia llegó después. 
La ira la dejó como una piedra verde al mirarse en el espejo... no era real, era solo un robot que repetía el concepto aprendido de sentimientos, pero no sentía nada, no tenía corazón...
Era una robot clonada, ni siquiera era única. No era especial a pesar de creerse el centro del mundo y presumía que nadie la podía manipular... pobre muñeca espigada, triste soledad de cables y metal.

martes, 24 de abril de 2018

Miserias

Hay lluvias que siguen mojando aunque estemos a cubierto. Amores que fueron eternos y apenas duraron dos meses.
Amores eternos que no rozaron el calendario... queda aún resto de lluvia en las esquinas de las aceras. Suena el violín del adiós a medianoche. Los ojos implorando una quimera y las lágrimas asomando al balcón de la súplica.
Así pasó tu primavera... hoy los sonidos del acorde perfecto y la crueldad silente de un suspiro, traen los recuerdos reflejados en el río de aquella que fue nuestra vida.
Hoy las miserias nos atrapan el alma, como en una vieja casa deshabitada, en la que el olvido dejó inevitablemente su huella.

Foto con derechos de autor, cedida por  Agostinho Russo.

viernes, 20 de abril de 2018

¿Meryl o Natalia?, Óscar a la mejor actriz

Meryl Port se ha alzado con el Óscar a la mejor actriz. La veterana actriz, casada con el director de la cinta, el norteamericano Bob Maville, aseguró en rueda de prensa, que jamás pensó ser merecedora de tal galardón. La recién oscarizada e intérprete de la película Casting, confesó que algunas de las escenas más dramáticas le recordaban parte de su propio pasado. Port, de origen colombiano, representa a Natalia Gómez, una joven aspirante a actriz que acude la audición de una obra de teatro y se ve envuelta en las artimañas de la compañía para usar a su elenco como mulas. La película que relata la vida de uno de los capos más importantes de Colombia, narra como el mafioso en sus inicios utilizó a la joven actriz para introducir cocaína en Estados Unidos. En una de sus representaciones, la joven sufre lo que en principio parecía un desmayo, pero ya en el hospital, cuando casi pierde su vida, es detenida por las autoridades. Natalia se prestó a colaborar a cambio de una cirugía estética, lograr la nacionalidad, y entrar en el sistema de protección de testigos. A partir de ese momento su vida dio un giro espectacular, llegando a ser una de las actrices más cotizadas de Hollywood. La propia Port aseguró que tal y como está el panorama artístico las actrices como ella tenían “muy pocas oportunidades de llegar incluso a estar nominadas, a partir de los 40 años debemos renovarnos o morir y ya supero esa edad”, finalizó emocionada y con lágrimas en los ojos. 

Este texto es un relato del Club de los retos de Dácil al que pertenezco

sábado, 14 de abril de 2018

Infancia

Los mayores hablaban de no sé qué equinocio, pero nosotros decidimos no 'ajuntarnos'... ya sé que no valen los arrepentimientos, ni que ahora me digas que tiraste la maceta desde el tejado para asustar a los gatos. Era mi judía pinta, aquella que metí en el bote de cristal con algodón y empezó a crecer. La había trasplantado con la ayuda de mi padre. De nada me sirve ahora que me digas que me comprarás un ramo, ni mucho menos que me digas que nos casaremos cuando crezcamos. Por mí te buscas otra idiota porque yo lo que quería era que me cocinaras tu comida favorita, esa de moros y cristianos.

lunes, 9 de abril de 2018

Danza macabra

Hoy mi amiga y escritora Martina Villar,y tras esta foto de nuestro común amigo Marcos Rivero Mentado, me ha traído de recuerdo a Baudelaire, y he releído algo como: 

Ses yeux profonds sont faits de vide et de ténèbres, 

Et son crâne, de fleurs artistement coiffé, 

Que podemos traducir por algo así: 

Sus ojos profundos vacíos y oscuros. 

Su cráneo, de flores artísticamente peinadas… 

Les Fleures de Mal, un pedacito de ´Danza macabra` que me inspira: 

Marcos Rivero Mentado, derechos reservados.

Rosas muertas, muertas pero tan bien puestas, tan maquilladas de olvido. Colocadas por la mano del amigo que las quiso retratar en el tiempo del silencio. Rosas que olieron a rosas y hoy a tierra y espanto. Rosas que fueron rojas, de pasión, amarillas de y esperanza… hoy vacías de aquella entrega. Oscuras casi tan negras como la misma muerte. Danzan macabros los recuerdos del amor despiadado. Danzan al amparo de la miseria y tal vez la misericordia de quien diera sepultura al amor aciago.

domingo, 8 de abril de 2018

Hiela Madrid

Se hiela al mundo alrededor. Madrid se viste de blanco como ya mi pelo blanqueó hace años. Las calles vacías son como las arterias que no bombean mi corazón. No estás en ellas, no estás a mi lado cuando llega el frío, ni cuando el polen de las gramíneas nos hace estornudar. No estás cuando crepitan las hojas, ni cuando el calor derrite el asfalto. Simplemente no estás. Cada paso es como caminar bajo la nieve, cuesta avanzar, cuesta respirar cuando la ausencia duele, cuando congela el recuerdo, cuando el silencio lo invade todo... cuando las pisadas recuerdan que solo mis pies andan bajo el paraguas. Y tú, tú no estás en la ciudad, no estás a mi lado, no estás en mi vida... y este maldito paisaje me recuerda lo que anhelo tenerte. Necesito sentir el calor tu cuerpo, la risa que te acompaña, el contraste rojo de tus labios y tus uñas arañando el perdón, ese que nunca llegó.


Foto cedida por Miguel Hernández Lucas, derechos reservados.

Eco

Aunque ya no sea, aunque se haya roto el alma... así como todas las caracolas guardan un trozo de mar, cada corazón guarda un eco de cariño...


sábado, 7 de abril de 2018

Células

Dolor, impotencia. Arenas que son casi movedizas cuando el tiempo avanza. El mismo centro del Universo empuja la vida. No es la soledad lo que arraiga. No es el dolor lo que se llevan las aguas. No es el grito desgarrado el que transporta el aire y que golpea al silencio. Es la marea la que arastra penurias, es la brisa la que juega a hacer cosquillas... son los segundos de ese reloj que no cesa... es la vida que coloca cada cosa en su lugar. Cada célula viva, cada momento. Tierra, agua, fuego y aire ... ahí te llevo dentro.
Foto de Yessica Álvarez Gómez cedida y con derechos reservados por Mónica Dayarán.

jueves, 5 de abril de 2018

Conexión

Mi abuela siempre guardaba esta foto con cariño. Hace unos años descubrimos que era el hermano gemelo de mi abuelo. Nosotros de niños siempre creíamos que era él. No conocíamos su historia, aunque sí oímos hablar alguna vez del tío abuelo que emigró a América. Eran tan parecidos, ambos eran amantes de la lucha canaria y bregaban juntos en el bote de vela latina: el Santa Catalina. Se llamaba Sebastián, Chano para la familia. Siempre que oíamos hablar del tío de América nos reíamos y pensábamos en ese ricachón que nos iba a dejar una gran herencia. Dejarnos no nos dejó nada. Supimos que murió joven. Gracias a su destreza marítima trabajó en varios empleos náuticos y uno de ellos fue de socorrista. Aquellas aguas no eran como las nuestras, eran más frías y, a merced de los huracanes, había olas que se elevaban más allá de los cuatro metros. Fue en mitad de un rescate cuando le sobrevino el infarto, logró salvar a la persona y arrastrarla a la orilla, pero su órgano vital se paró. Nos contó la abuela que mi abuelo lo presintió, él le dijo ese día “chiquilla a Chano le ha pasado algo, he sentido una punzada en el pecho, es algo que no te puedo explicar, pero lo sé, lo intuyo”. Abuela no le dio importancia y siguió con su costura, sabía que ellos tenían una conexión especial, no en vano tenía dos hijos gemelos, mis tíos los más pequeños, pero ellos varón y hembra, en lugar de dos hombres como gotas de agua. Efectivamente, al día siguiente les llegó la mala noticia, la diferencia horaria y las comunicaciones en esa época no permitían la inmediatez. Su recién estrenada familia americana se hizo cargo de todo. Nunca le conocimos. Lo más curioso de todo es cuando abuela nos hablaba de esa conexión, esa con que la vida volvió a golpearla cuando nuestra tía gemela fue a buscarla una madrugada a su cama y le dijo: “mamá algo le ha pasado a mi hermano, lo presiento, es algo que no te puedo explicar”. Se levantó de la cama como resorte que lleva el diablo y a los pocos minutos tocaba una pareja de guardias civiles en el viejo portón de la casa familiar.

domingo, 1 de abril de 2018

Estrellas de verano

Foto propia.

Aquel verano fue el de las estrellas de mar. Causaban furor en la playa, niños y adultos nos acercábamos a contemplarlas. Había quienes las cogían para llevárselas, y nosotros, con ustedes cuatro pequeños, les convencíamos para que las devolvieran al mar que les pertenece. Incluso llevamos un puñado de caramelos para intercambiarlos por los preciados equinodermos. Una belleza infinita invadía las rocas cercanas al caer la tarde y bajar la marea. Un agosto que podría parecer otro cualquiera y sin embargo se nos hizo especial. Reunieron más de 20, incluso les hicieron hasta una casita con piedras y arena. Sonaba un violín desde alguna terraza de la avenida. Los restaurantes ya se preparaban para dar de cenar a los turistas a esas horas en que nosotros aún estábamos chapoteando. Había un joven que tenía entre sus manos el libro de Moby Dick, pero no leía. Estaba distraído viendo como todos aquellos chiquillos, con ustedes incluidos, formaban una escena única e inusual. Nunca habíamos visto tantas estrellas de mar. Desde siempre las busqué y rara vez de pequeña veía casualmente alguna. Pero esto era una cascada de estrellas que se movían entre los lisos. Un espectáculo maravilloso y triste a la vez al pensar qué está pasando con nuestro planeta. ¿Qué demonios hemos hecho con el cambio climático? Era como si los animalitos huyeran de algo, de alguien… de nosotros quizá. Para ustedes cuatro, apenas pasaba de los 12 años el mayor, fue un verano de aventuras, de playa, piscina… recuerdo que hasta hicieron una casa del terror, invitando a todos los niños de la urbanización a entrar a oscuras y haciendo que subieran muertos de miedo a la segunda planta. Fue un verano en el que ustedes acumularon recuerdos, esos que yo de vez en cuando también saco de mis propios pensamientos. 



¿Hombres?

Nos exigen ser hombres, hombres elegantes, de mente elástica, intelectuales sesudos preparados para todo. Hombres. Hombres que no saben vivir sin depender de sus abuelas, madres, hermanas, parejas, maestras, médicas, enfermeras… pero que no se note... hombres. Hombres a los que se les impide amar a otros hombres… que no pueden soñar ser mujeres. Hombres que no lloran. Somos machos alfa perdidos entre corbatas, trajes hechos a medida, espejos que reflejan que somos triunfadores… hombres, hombres de anchos hombros... hombres fantasmas.

Foto: Marcos Rivero Mentado, Derechos de autor.