miércoles, 9 de enero de 2013

Madrid


Cuando me marché a estudiar dejé atrás el corazón. Sí, dejaba en Las Palmas al amor de mi adolescencia, Oswaldo, ese amor que nunca me correspondió de la misma manera, ese amor que ni siquiera las cartas o los regresos vacacionales consiguieron que funcionara. A veces pienso en él, lo que fue, lo que no fue y lo que pudo haber sido. Mi hermana Elena tuvo más suerte que yo, Ricardo era uno de los amigos de Oswaldo, de hecho le conocí por él, mi hermana la primera vez que vio a Ricardo pensó “ese es el hombre de mi vida”, ella tenía 14 años, yo 13, y Ricardo fue el hombre de su vida, con él tiene dos hijos maravillosos y juntos han andado el camino de la vida.
Cuando regresé de Madrid allá por el año 1993, dejaba el corazón allí, y tampoco la suerte me acompañó, o el destino. Intenté buscar a Oswaldo, retomar la vida que mi traslado interrumpió, pero la distancia, la vida no interrumpen que los acontecimientos sigan su curso... Oswaldo tampoco correspondió a mi desolado corazón, la verdad es que era utópico esperar que me esperara... Pero el destino me puso delante al gran amor de mi vida, a ese hombre que no era “un canalla”, como aquellos de los que me enamoraba cuando era más joven. Camilo es y era la madurez de mi vida, mi norte, mi equilibrio, el padre de mi hijo, el que me aguanta a diario y respeta mi nostalgia de ese pasado que nunca volverá...
Madrid ya no significa lo mismo para mí, es otra, quizá hasta tengo algo de miedo de ir de visita, los amigos siguen ahí, pero cada uno tiene su vida, pasó la época de las marchas, los exámenes, las confesiones... ahora todos nos enfrentamos a ese futuro que nos daba tanto miedo... Quizá por eso ahora necesito escribir todo aquello, quizá porque ahora que estoy tan desesperada sin trabajo tengo más tiempo para pensar, más tiempo para echar de menos algunas partes de esa vida que vivimos, otras he de confesar que no, pero esas otras, como dije, no las contaré por respeto hacía los demás y hacía mi misma.



2 comentarios:

  1. ¡Cuántos recuerdos me han venido a la mente cuando has nombrado a tu hermana Elena y a Ricardo! ¿Recuerdas las tocatas de guitarra que nos pegábamos? y mucha canción protesta muchísima. Creo que todas las que sé actualmente las aprendí en aquel tiempo.

    ResponderEliminar
  2. Cómo iba a olvidar, Espe... claro que lo recuerdo... qué tiempos aquellos, a veces vuelvo a ellos, es normal, la memoria siempre vuelve a las cosas agradables...

    ResponderEliminar