martes, 5 de febrero de 2013

14 de Febrero


Abrí la carpeta de correo no deseado para borrar todas esas entradas publicitarias que se cuelan en los mail de todo el mundo. Me llevé una gran y grata sorpresa al ver el suyo, menos mal que me da por leerlos antes de borrarlos porque si no jamás hubiera vuelto a saber de ella. Venía acompañado de su foto y esa foto fue como un chute de adrenalina directo al corazón. Mi cerebro sufrió una sacudida y sin empezar a leer nada de lo escrito me perdí en esos ojazos verdes, en esos labios que tantas veces deseé y que fueron míos. Claro que el tiempo ha hecho estragos, han pasado treinta años… pero la expresión de su rostro no ha cambiado… unas mechas ocultan sus canas, más rubia de lo que la recuerdo… mi vista iba de la foto al texto del texto a la foto. No me lo podía creer… después de unos segundos que parecieron años, reaccioné y mis manos temblaban al responderle que acudiría a la cita. Nunca me ha gustado San Valentín, siempre pensé que era una bobada comercial, sin embargo ahora, el 14 de febrero estaría puntual en el café París para recordar juntos aquellos años que leíamos a Cortazar, a Pessoa, a Bryce Echenique, Grass,  Bukowski, Almudena Grandes, Dinesen, García Márquez… aquella lista interminable mientras bebíamos café irlandés, fumábamos y liábamos algún porro… aquella época en la que la saliva, el sudor y la tinta de la prensa se mezclaban con las volutas de humo y reíamos y nos comíamos el mundo, porque el mundo era nuestro… mientras de fondo sonaba el Sabina más joven, Serrat, Silvio, los Dire Straits.

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