jueves, 21 de marzo de 2013

Ruptura sentimental


Cuando una pareja de amigos, o familiares cercana decide poner fin a su relación no deja de ser duro para ellos, por supuesto, y hay que estar cerca para consolarles si es preciso… pero y ¿para nosotros? ¿Y si resulta que no puedes medir el cariño que tienes a una u otra parte? Quién no ha sufrido el síndrome de la ex o del ex de… si la pareja ha formado parte importante de tu vida, ha compartido contigo lo bueno y lo malo, si en tus recuerdos y tus fotos aparecen ellos como parte del todo, ¿cómo no va a dolerte? ¿Cómo vas a afrontar ese vacío cuándo ellos se decidan a repartir las fotos en el mejor de los casos, si no les da por romperlas, quemarlas, o borrarlas del disco duro?… y qué me dicen de los malabarismos que hay que hacer para quedar con uno u otra sin hacer daño, ¿sin sentir que traicionas  a una de las dos partes?… Y si hablamos de volver a empezar, ¿Cómo nos tomamos que nos presenten una nueva pareja mientras la otra mitad aún llora la pérdida?... No he descubierto aun la fórmula perfecta, porque nada es perfecto en la amistad y el amor, y sostengo que si compartes la amistad con los dos miembros de la pareja, el cariño, la fraternidad con quienes por ejemplo son padres o madres de tus sobrinos, la cosa se complica cada vez más.
Para mí al menos el duelo es permanente si la pareja no se lleva bien, si no ha superado la ruptura y si encima no quieres verte involucrada, no tomar partido... Tristemente siempre hay una parte que se pierde, tarde o temprano tienes que elegir. La amistad no tiene que tocar fondo y llegar a su fin, pero las cosas nunca serán igual, siempre, siempre perderás más a una de las dos partes. No lo digo porque se tome o no partido, sino porque siempre habrá alguien que ponga millas por medio y no quiera estar donde ha estado, no quiera compartir lo común, lo cotidiano…
Conozco un caso excepcional: A la ex mujer de mi hermano le sigo llamando cuñada, aunque tenga otra cuñada nueva, a la que respeto desde lo más profundo, pero mi cuñada, la madre de mis sobrinos, la que lleva más de 30 años en la familia, la que está en las cosas buenas, en los malos momentos, con la que se puede contar para todo… sigue siendo mi cuñada y su pareja actual, es uno más, es de la familia, otro piojo pegao, como solemos decir. Mi hermano en cambio y su pareja optaron por apartarse, ya no forman parte de la familia, decidieron incluso cambiar de isla. Apenas nos vemos el contacto es mínimo por no decir nulo, aunque en esta situación concreta personalmente no me siento culpable, es una elección que ellos han hecho y la respeto porque tienen derecho a vivir su vida como quieran. Al menos mis padres sí saben de ellos, y eso me reconforta porque es duro para unos padres que su hijo desaparezca.
Entiendo que cosas como estas cada vez las vamos superando más, pero sigue siendo difícil conservar esa parte que una ha vivido con la pareja y que forma parte del pasado, a veces se escapan comentarios sin malas intenciones, nombres y anécdotas difíciles de obviar. Espero que me perdonen si alguna vez meto la pata y que podamos seguir construyendo juntos nuevos recuerdos, nuevas aventuras personales y seguir juntos el máximo trecho que podamos del camino.

2 comentarios:

  1. Uf, cuántas veces no hemos vivido situaciones así... y ya cuesta cuando nadie te pide que tomes partido, peor aún cuando una de las partes afectadas entiende la "lealtad" como que le des al otro con la puerta en las narices. Muy fácil identificarse con tus palabras, Mayte :)

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  2. Gracias Ava seguiremos buscando el equilibrio... besos

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