domingo, 2 de junio de 2013

Casi pierdo a uno

Hace unos días les hablaba de los hermanos Flores, y casi pierdo a uno. Digo casi porque la vida es así de justa conmigo y me ha permitido seguir contando con él, tras un infarto, más de una semana de UCI, traslados de hospitales en UVI Móvil y finalmente recibir de regalo un triple Bypass pues sus arterias estaban colapsadas de tanto querer. Mi querido Pedro al que no he dedicado aún un capítulo especial ha sufrido este percance. Quizá una ve la muerte de cerca en personas mayores, ve la muerte como algo natural, algo que forma parte de la vida. En mi familia hemos vivido circunstancias que nos han hecho estar casi dos años de hospitales con una tía mayor, y que a sus 82 años está en casa vivita y coleando; hemos luchado con un par de cánceres superados de una sobrina y mi padre, las operaciones de mi hermana porque se cayó y rompió un pie que casi pierde... visitas médicas, porque como dice un amigo, las agendas de nuestros padres ya solo tiene esas anotaciones... En ese tiempo de hospitales, de viajes de clínica en clínica, de esperas y agonías, vimos fallecer muchas personas.Personas jóvenes, enfermas o víctimas de accidentes, personas mayores... La diabetes, el corazón, los pulmones, la edad, el cáncer... qué más da los motivos, la muerte arrebata a los seres queridos y punto. Yo ahora puedo celebrar que Pedro siga con nosotros, que a sus 48 años haya podido sobrevivir a esta hecatombe de vida que lleva y que ahora empiece a ver la vida de otra forma: ha vuelto a nacer y un par de días antes de su cumpleaños, pues le operaron justo en el mío y fue mi mejor regalo. Ahora tengo que aprovechar el tiempo y escribirle lo que le debo y lo haré esto solo es un adelanto del cariño inmenso que le tengo. Quiero a toda la familia Flores, no puedo negarlo, son la familia que tuve en mis años de estudio en Madrid.
Quizá muchos de nosotros hayamos pasado por experiencias similares, hayamos perdido amigos, jóvenes o de nuestras edades ya algo canosas, y supongo que sigue siendo algo duro de digerir, algo que nos cuesta entender y que siempre es más comprensible en la piel de los demás. Sé que es duro, que crea impotencia, pero yo no voy a hacer hoy una apología del dolor, quiero celebrar, celebrar que él y mis familiares lesionados están vivos, más vivos que nunca, que han superado sus males y que la vida sigue siendo justa, muy justa conmigo. Lo demás, los problemas laborales, las decepciones, las angustias vitales... se quedan pequeñitas ante estas noticias. Ahora levanto una copa por todos ellos y celebro haber cumplido un año más en este mes de mayo que dejamos, qué él, mi Pedro Flores, amigo entrañable del alma, hermano postizo... también los haya cumplido. Te debo un capítulo Pedro, te lo escribo...

No hay comentarios:

Publicar un comentario