miércoles, 14 de agosto de 2013

Incomprendida

Parece mentira que nadie entienda mi drama. Espero que al menos me entiendas tú, no es nada fácil cuidarlas, dejar que crezcan sanas... hay quienes dicen que las mimo en exceso, que estoy obsesionada con ellas, que si les presto demasiada atención, que si las visto con colores muy fuertes… les explico que los colores hacen que duren más, por tanto les dan vida. Dicen que exagero al cuidarlas del frío, que las mantenga frescas en verano y las airee desnudas para que se oxigenen y cojan su color natural. Aseguran que dramatizo, no comprenden que se me salten las lágrimas, y que sea capaz de encerrarme en casa y no quiera salir. Critican que no repare en gastos cuando se trate de ellas, que gaste todo cuanto considere necesario para que sigan creciendo y adquieran por sí mismas consistencia, dureza, elasticidad. Dicen que entorpecen mi vida, que impiden que trabaje con diligencia, no se creen que pueda hacer lo mismo que el resto de los mortales y que me incapaciten para vivir… Tampoco entienden que si no puedo vivir sin ellas no busque alternativas, porque las hay. Existen métodos que están probados científicamente, pero yo prefiero lo natural. En serio no comprendo por qué no pueden ponerse en mi lugar y entender que sufra si una se rompe. Por eso siempre llevo limas encima, porque una nunca sabe en qué momento puede romperse una uña.
Finalista del concurso de relatos: MICRORRELATOS DE DIVÁN, 

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