Eso de que la crisis despierta el ingenio es
verdad, de hecho miles de personas lo demuestran cada día. Hay quienes incluso,
como Pablo, regresan a su vocación primigenia, a esa que desde chicos querían
llevar a cabo, pero que la vida les fue posponiendo. Pablo estudió peluquería,
pero no era suficiente… se diplomó en enfermería porque quería ayudar a los
demás, queda claro que el sector sanitario es un sector mayoritariamente
vocacional. Tras varias oportunidades laborales recaló en aquella que adoraba,
que hizo suya por unos años, enfermero responsable de las pruebas de VIH-Sida
en Cruz Roja Las Palmas.
Allí algunos compañeros le llamaban cariñosamente el
vampiro… no solo por las extracciones diarias de sangre, sino que como era un
servicio que garantizaba el anonimato, su despacho era tan diferente al resto…
Pablo salía muy poco de él… lo transformó en un pequeño vergel, lleno de plantas,
colores, aromas, alegría y pura serenidad, “bastante palo es llegar hasta aquí,
mis pacientes se merecen lo mejor”, decía. Gran compañero, nunca se lo creyó,
hasta el día en que por recortes presupuestarios tuvieron que despedirlo y le
hicieron la fiesta sorpresa que no creía merecer. Pablo, es discreto, aparenta
una falsa timidez que en realidad es prudencia. En paro, con una vida que
vivir, a sus cuarenta y pocos años… no deja de prepararse para el futuro… ahora
estudia para ser cocinero y una de sus motivaciones secretas para ello son sus
padres: “están mayores y si la situación hace que tenga que volver a vivir con
ellos, les cocinaré de forma sana, les cuidaré con todas las herramientas
profesionales que pueda”.
Pablo ha guardado su bata blanca… ha sacado
toda la ropa de su armario, la ha dispuesto discreta y pulcramente en las
estanterías de su ático y el armario lo ha reservado a su vestuario, lunares,
chalecos con flecos, faldas de vuelo, complementos indiscretos y gorros
cordobeses, collares, maquillajes, medias, pendientes de aro rojo, anillos y
uñas postizas… pelucas… su ropa de diario, su vestuario de persona tímida,
cariñosa, entregada, de voluntario que hasta ofrece dinero que no tiene por los
demás… ha salido del armario. Ahora ensaya coplas, ahora sueña con el niño de
antaño que quería subir a un escenario. Pablo sonríe al futuro y tiene su
cabeza tan amueblada y pulcra como su terraza. Pablo ahora trata de volar con
su camisa de lunares, pero sigue teniendo la bata blanca pegada a la piel… no
dejen de darle una oportunidad si oyen hablar de Pablo Olivares… coplista,
aprendiz de transformista, guapo, hermoso como adonis y con un corazón tan
grande, tan grande que no podría hacerle hueco en su armario. https://www.facebook.com/pablo.olivares.3323?fref=ts
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