sábado, 17 de mayo de 2014

15 años


Un 18 de mayo a las 14.40 horas nacía mi único hijo Álvaro. Cumple 15 años ya y parece que fue ayer… ayer cuando durante nueve meses no hacía más que llevarme sustos puesto que fue un embarazo de alto riesgo. Y parece que fue ayer cuando se me presentó con un cuadro acompañado de vómitos que no había manera de parar. El parto fue la cosa más sencilla del mundo, llegué con 7 centímetros de dilatación, no paraba de vomitar y yo decía que lo que tenía era una gastritis, no el parto, aunque mi madre que llevaba horas conmigo, me había dicho, “mi niña estás de parto”… La médico en cuanto me vio gritó que prepararan paritorio, “directa a paritorio o lo tiene en el pasillo”. No me enteraba de nada, sé que me desnudaron, me sentaron en una silla de ruedas y corrieron conmigo mientras me cogían una vena y me hacían una analítica. Yo no paraba de pedir la epidural, y que llamaran a Camilo. Me metieron en el paritorio número 7, mi número favorito. Camilo me esperaba más blanco que la leche y yo rogaba porque me pusieran la epidural. Vino otro médico, me observó y dijo que me prepararan que todo iba con normalidad, y yo seguía pidiendo la epidural, pero entonces me dijeron que no valía la pena, que ya estaba de parto… me pusieron a empujar y en 20 minutos salió Álvaro. En cuantito me lo pusieron encima,  se hizo caca y me manchó toda con el meconio ese de las narices… me lo quitaron de encima, todo en cuestión de segundos, me cambiaron de camilla y me ducharon, no sé cómo, porque yo no estaba para ver nada, sé que estaba conmigo una amiga enfermera y se ocupó de todo. Álvaro estaba en neonatos, mientras le hacían las pruebas y esas cosas, mi marido atontado a su lado y yo tumbada en la camilla como si nada, más fresca que una lechuga y quería que me dieran al niño. De repente me dieron ganas de volver a empujar, y gasté hasta bromas diciendo que si venía otro animalito… pesó 3.920 gramos. Y me dijeron que eso era lo que se llama alumbramiento, era la placenta… La expulsé y la verdad fue una de las cosas más cálidas que he sentido en mi vida, en lugar de dolerme o sentirme mal, yo estaba tan positiva, me sentía tan bien… que puedo asegurar que fue una experiencia agradable. Bueno, así fue, me dieron unos seis u ocho puntos y... a dar el pecho durante siete meses. 

Mi posparto fue tan bueno, que mi madre estaba asombrada, me decía que jamás había estado con una recién parida tan bien como yo, es que me quedé como si nada hubiera pasado se me olvidaron los dolores enseguida, (y mira que son terribles, da la sensación de que una se va a partir y crees que no lo podrás soportar y cada contracción es un sufrimiento) estaba eufórica, feliz, solo quería estar con mi niño.

La verdad es que me hubiera gustado tener más hijos, pero los médicos me recomendaron que no lo hiciera puesto que tanto mi vida como la del posible bebé correrían cada vez más peligro. Te juro que me ha pesado muchas veces no haber sido más valiente, tener un hijo único no es nada bueno. Pero como experiencia de lo mejor que he vivido en mi vida, como madre cometeré muchos fallos y saborearé el desprecio adolescente y los palos que me vaya llevando, es la ley de la vida… Mi niño es hoy un adolescente, responsable, deportista, estudioso… me siento muy orgullosa de él y espero que la vida no me lo cambie, porque hoy por hoy es un hombrecito que espero aporte mucho al mundo.

2 comentarios:

  1. Hola Maite.
    Soy Anna. Nos conocimos ayer a traves de google¿Recuerdas?
    Pues aquí estoy visitando tu blog como te dije.
    Y me encanta lo que escribes, la manera en que te expresas.
    Me he hecho tu seguidora y te visitaré a menudo.
    Un besazo

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  2. Gracias Anna, lo dicho espero que podamos intercambiar nuestras letras... besitos

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