Siempre que escribo dejo escapar el dolor, el amor revolotea, la nostalgia me hace compañía, la imaginación me libera, y el compromiso me encadena.
Siempre que escribo me siento más cerca y sin embargo me alejo. Mis pesares vuelan, se tiñen de negro y mi corazón pestañea... le hago un guiño y le exijo que no me delate, que me deje jugar, y entonces la reflexión me golpea en blanco... y es entonces cuando sé que lo que escribí ya no volverá a ser escrito. .. ya no me pertenecerá, serán tuyas mis letras.
Una reflexiva introspección. Muy buena, Mayte.
ResponderEliminarGracias Edgar... mil besos
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