martes, 4 de agosto de 2015

Viuda negra

- No se levante,- espetó el inspector Martínez, a la esposa de la víctima. Se sentó frente a ella en el sofá donde según explicó había pasado la noche. Llevaba apenas una camisa negra de seda que se pegaba a su cuerpo con cada suspiro-. 
_ Soy el inspector Martínez, disculpe a mis compañeros, pero es necesario que toda esta gente esté aquí puesto que es el escenario del crimen.
_ sí, sí lo entiendo – contestó Laura con una suave y metálica voz ahogada por el llanto- pero no me trates de usted por favor, es algo que odio y hace la situación más tensa.
Martínez no dejaba de mirar como el pecho de la hermosa mujer bajaba y subía con cada movimiento, y casi le sale una sonrisa al pensar que el resto de policías ya la habían apodado la viuda negra.
- Está bien, me gustaría hacerte un par de preguntas Laura, es pura rutina. Nos ha dicho tu hija que les oyó discutir anoche. ¿Puedes explicar qué pasó?
- En realidad no es mi hija, somos casi de la misma edad- presumió la mujer- es, digo era, hija de mi marido. Precisamente discutimos por ella, apareció por aquí a la hora de la cena y como siempre se interponía entre nosotros. Nunca aceptó nuestro matrimonio. 
- ¿Y tras la discusión fue cuando decidiste dormir en el sofá?
- Es la primera vez que lo hago, fue una discusión estúpida pero muy acalorada, Ramiro y yo llevamos, perdón – hipó con dolor- llevábamos tan sólo un año juntos, la semana que viene era nuestro aniversario. 
- ¿Cómo es posible que no oyeras el disparo?
- Me tomé un tranquilizante y media botella de vino, caí totalmente dormida, y sí que oí el disparo, pero tenía el sueño muy pesado, estaba muy aturdida y casi no pude levantarme, he tenido que tomar varias tazas de café para entender qué estaba pasando.
- ¿Dónde duerme tu hija?
- En el piso de abajo, en la biblioteca, tenemos un sofá para invitados. Ella salió cuando empezamos a discutir no estaba en casa.
- ¿Cree que ella querría matar a su padre?
- En absoluto, en todo caso lo hubiera intentado conmigo. Estoy segura que siempre ha tenido ganas.
- ¿Sabía ella que eras tú la que dormía en el sofá?
- No, no lo creo como te digo se marchó después de la cena en cuanto empezamos a discutir.
- Comprendo – dijo Martínez, al recordar que la hijastra cuando llamó a la policía dijo angustiada, está muerta, está muerta- Creo que esto es todo, Laura, el forense te tomará una muestra de sangre para corroborar lo que nos has dicho.
- ¿Cómo que esto es todo? Debes explicarme qué ha pasado y por qué mi marido ha sido asesinado en nuestra cama.
- Creo que no hace falta ser muy listos Laura, ni estudiar un grado en criminalística. Tu marido llevaba una camisa negra igual que tú- “aunque ni de coña le sienta tan bien”, pensó, mirando de nuevo el movimiento de su pecho al poner cara de asombro, y sus piernas desnudas-
- ¿Quieres decir? ¿Elisa, Elisa nos confundió?
Se oyó un triste lamento desde el piso de abajo, y una voz que gritaba “no tenía que haber sido así, no tenía que haber sido así…”




* Esto es un reto al que me vi sometida y que consistía en un interrogatorio del Inspector Martínez a una señora llamada Laura sospechosa de haber asesinado a su marido

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