jueves, 21 de julio de 2016

Viejo espejo

No podía dormir, como casi todas mis noches arañaba la madrugada entre libros y letras sueltas. Entraba por la ventana, abierta al calor del verano, el olor del mar mezclado con el de las hierbas aromáticas del jardín, el orégano, la hierbabuena, la albahaca... las cortinas apenas se movían y en ese letargo involuntario mi mente bombeaba al ritmo del corazón... tic, tac... de un lado a otro las neuronas se balanceaban trayendo recuerdos ... 

Recordé el verano que nos enamoramos, aquel mes de agosto que de repente cambió de color... noches largas, conversaciones eternas... bebíamos de nuestras historias, nos contábamos la vida. Nos fuimos descubriendo, aceptando, tocando el cielo y uniendo almas.
Foto: Noemí RHpositivo, derechos reservados

El olor del mar y la arena, tan presentes, confidencias, risas, discusiones... ebrios de nosotros mismos... en esta casa llena de tantas historias, custodiada por tantos fantasmas.

Es ese aroma marino y las hierbas casi secas, los mosquitos, el cielo lleno de estrellas, los que hicieron que mis latidos me llevaran a ti. Entonces con los hilos de luz que se colaban me asomé al viejo espejo... y te sentí apoyado en mi hombro y me perdí en el laberinto de mi cabeza.©

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