viernes, 16 de septiembre de 2016

¡Qué error!

Tal vez me equivoqué porque creí que la nostalgia ahogaría mi risa si el viento traía tu nombre.
Pensé que el silencio haría llover y anegar el alma de recuerdos, sí me equivoqué.
No traen aguacero el eco de tus palabras, no siente distancia mi lejanía interior...
Creí que me invadiría la angustia y me abrazaría a la ausencia para retener tu voz, tus latidos, tus deseos, tus obsesiones y qué sé yo.
¡Qué error creer que me perdería en laberintos de locura! Nada podrá ya dañarme porque nada de lo que creí ocurrió.

Foto: Noemí RHpositivo, derechos reservados.
Ahora sacudo mis pies en el agua a modo de adiós, ese rito imaginario de espantar los males y esa fuerza imaginaria del olvido y perdón.
Y las vueltas de la vida, eres tú quien no levanta cabeza, quien busca ahora mi voz... quien se pierde en los rincones del cerebro anhelando compartir el café, las risas, las palabras inventadas, las madrugadas sin por qué...
¡Qué error! Creerte gallito y suspirar ahora con el tiempo, gritar tu derrota, temblar con la nada, con la nada alrededor.

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