martes, 6 de diciembre de 2016

Tatuajes

Tal vez no era el momento, pero ocurrió como ocurren las cosas inesperadas. Agosto a las dos de la tarde, un sol de justicia, sudorosa e hiper cansada, era la última persona que esperaba ver en ese entorno... y allí estaba él, al pie del Roque Nublo. Supongo que hay varias formas de ruborizarse y que aquel golpe de calor podría ser la excusa perfecta.


¿Cuántos años habían pasado? Más de 20 seguro... y a pesar de los cambios físicos seguía conservando aquella figura delgada. Se quitó las gafas de sol y tenía la misma mirada triste de ojos pequeños... aquellos que la enamoraron en la adolescencia.

Se saludaron con un par de besos, se acumularon tantos silencios... ambos se sentaron mirando al infinito, apenas rozaron sus manos... quizá transcurrieron otros 20 años y desde entonces ambos portan un tatuaje con el roque en su antebrazo.©

No hay comentarios:

Publicar un comentario